Una noche más para los sin hogar de Barajas después del toque de queda: "No estamos aquí por gusto"


         Una noche más para los sin hogar de Barajas después del toque de queda: "No estamos aquí por gusto"
El párking de la T4 del aeropuerto de Barajas estaba a rebosar a las 19. 00 horas, dando una sensación de aparente normalidad a una hora donde llegan varios vuelos internacionales. Sin embargo, en ese momento, iniciaban los controles de acceso en la planta baja de la terminal -donde está la entrada al metro- alterando la rutina de una tarde de miércoles. "Solo puede pasar si tiene tarjeta de embarque o acompaña a alguien que la tiene", advertía un vigilante de seguridad a una pareja. Y, en caso de ser acompañante, apuntaban su nombre en una lista. Ese mismo método se comenzó a replicar una hora y media después el resto de entradas abiertas de la T4, hasta las 5. 00 horas de la madrugada. Los controles de acceso son la medida por la que ha apostado Aena para intentar regular la situación de las pernoctaciones en el aeropuerto. Fuentes sindicales explicaban el miércoles a 20minutos que sus trabajadores aeroportuarios habían detectado una tendencia de los sin hogar a mudarse al aparcamiento conscientes "de la que se iba a liar esta noche". Justo en el párking, Francisco, pernoctante en el aeropuerto desde agosto de 2024, lo corroboraba: "Aquí estamos más tranquilos. Hay baños, techo y menos prensa. Yo fui de los primeros en cambiarme y varios compañeros me han seguido. Nos dejan estar aquí mientras no la liemos. Y no suele haber problemas. En la terminal la lían siempre los mismos cuatro y pagamos todos", narraba. Francisco aseguraba que, llegadas las 21. 00, se acercaría a la terminal "a ver si se lía". Y así fue. A las 20. 50 estaba en la puerta exterior de la planta baja, rodeado de "compañeros", pero con una americana "para pasar desapercibido". "Son todos buena gente, están fumándose el último cigarro antes de entrar". Al ser preguntado por si estaría dispuesto a ser trasladado a un albergue, respondía con seguridad que sí: "Los sin hogar no estamos aquí por gusto. Queremos una cama, un baño, una cocina. Queremos irnos de aquí a un futuro mejor". El malagueño cuenta emocionado que ha conseguido un trabajo a media jornada tras nueve meses en la T4. "No me conformo, quiero uno a jornada completa. Pero por algo se empieza", detallaba mostrando una foto de su contrato en el móvil. Francisco dudaba de la efectividad de la nueva medida de Aena: "Esto es estético, para que vengan las televisiones y parezca que el problema está solucionado. Ya nos escondieron en la entreplanta por eso”, comentaba. Cinco minutos antes de las 21. 00 entraban varios sin hogar a la terminal, incluido Francisco. En la planta de facturación y embarques sólo estaba abierta la puerta 8. Mayoritariamente, estos controles sorprendieron a los viajeros que no sabían qué estaba pasando. Como tres mujeres argentinas que se disponían a coger un vuelo a Buenos Aires. "¿Qué ha pasado?", preguntaban. Al ser puestas en contexto, una de ellas reaccionaba: "Bueno… todo lo que sea por seguridad, es para bien". Con la llegada de los autobuses, la entrada de viajeros con prisa se ralentizaba y, ante las quejas, los vigilantes hacían un poco la vista gorda hasta que el flujo se volvía a normalizar. Sin embargo, el ambiente en la planta de facturación era totalmente distinto al de las plantas inferiores. Se podría decir que la tensión iba aumentando a medida que se descendía. Una planta superior especialmente limpia y sin ningún rastro de sin hogar contrastaba con una entreplanta con aproximadamente 40 personas colocadas ordenadamente unos al lado del otro entre dos paneles vinilados. Una planta a la que no tiene acceso directo el ascensor, solo las escaleras mecánicas auxiliares. Este es el nuevo asentamiento donde, desde hace dos semanas, las autoridades de Aena asentaron a los alojados de la planta superior por quejas de "insalubridad e inseguridad" de trabajadores aeroportuarios. A las 21. 15 todos los alojados se preparan para dormir y no salir de la terminal hasta que se levanten los controles. "Con este horario fijo y más vigilantes da hasta más sensación de seguridad. Es incluso mejor", explicaba Francisco. Sin embargo, en la planta baja algunos rezagados que han llegado tarde se quedaban fuera. Uno de ellos se enfrentaba a uno de los vigilantes: "No eres autoridad. Llama a la autoridad", le recriminaba. El usuario se refiere a las críticas de la Policía y sindicatos aeroportuarios por la "falta de base jurídica de la medida", según informaba el Sindicato Unificado de Policía (SUP). La Federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo (Fesmc) de la UGT también dudaba de la legalidad de la medida: "En Barajas no hay ningún tipo de normativa que establezca su cierre. Las únicas personas que pueden evitar que alguien entre sería la Policía Nacional o un vigilante de seguridad", detallaban. Al lado de este pernoctante llegaba otro acompañado de un perro y señalaba a uno de los vigilantes: "Pero si tú nos conoces. Sabes que no la liamos", apuntaba. En ese momento, llegaba uno de los coordinadores de vigilancia y salía con los dos fuera. Poco después, un vigilante le seguía con un vaso de agua para el perro. Al cruzar la puerta, varios sin hogar se agolpaban en los bancos y otros emprendían su ruta hacia el párking, corroborando la tendencia expuesta por Francisco y los sindicatos laborales. En la misma planta cuarta donde este medio se topó con Francisco por primera vez se encontraba ahora una mujer cargando un móvil al lado de un carrito de maletas con almohadones, ropa y demás objetos. Desde la escalera de emergencia se podían ver a más sujetos sentados cenando y, en la parte baja, una mujer rebuscando en la basura. La primera noche de controles empezó según lo esperado, pero los sinhogar se habían adelantado con dos alternativas: entrar antes y salir después del cierre o buscar otro asentamiento en el edificio de aparcamientos. Esta es la primera medida oficial -aparte del traslado de los alojados en la primera planta a la entre planta- implantada por Aena y precede a la reunión que esta tarde mantendrá el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el presidente de Aena, Maurici Lucena, convocada a raíz de una carta de "urgencia" enviada por el dirigente de la compañía al regidor. Un encuentro en el que parece, según declaraciones recientes de Lucena, que no cumplirá las dos peticiones del alcalde para "poder diseñar un plan social para atajar la situación": un censo con todos los alojados para poder atenderlos individualmente y representación de Interior e Inmigración por la "seguridad y el colapso de los centros municipales por solicitantes de asilo".

Iruzkinak

Tentu cookie-ak erabiltzen ditu esperientzia onena eskaintzeko

Oinarrizkoak

Erabiltzailearen eta errendimenduaren analisiak