El choque de filosofías entre Jannik Sinner y Carlos Alcaraz: "No me gusta la vida nocturna, prefiero tomarme una Coca Cola"

Carlos Alcaraz y Jannik Sinner copan ahora todo gran título del circuito profesional de tenis. N. º1 y N. º 2 del mundo, luchan en una tremenda rivalidad por convertirse en los mejores de la historia. Eso sí, lo hacen con filosofías muy distintas: Sinner es la obsesión por el trabajo y el rendimiento; Alcaraz, el talento puro que no funciona a piñón fijo. Han sido meses de conversación en torno al documental de Netflix de Carlos Alcaraz. A su manera, muestra como, sin descanso, sin salir a Ibiza, su mente no soporta la presión y el constante ritmo del circuito. También ha demostrado ya, después de las dudas generadas, que su método funciona más que de sobra. Sinner también lo ha hecho, por supuesto, pero su manera es totalmente opuesta y queda resumida a la perfección en la frase que pronuncia en un vídeo grabado hace algunos años y viralizado recientemente en redes sociales. "Mi padre me regaló una raqueta y a los 14 años decidí ser profesional. Entreno a diario. En la cancha, cada uno tiene su estilo; creo que soy muy tranquilo. No me gusta la vida nocturna, prefiero beber una Coca-Cola", decía con una tímida sonrisa a sus 17 años. De nuevo se vuelve a enfrentar el talento con el trabajo. Ya lo decía Matts Wilander hace muy poco en unas declaraciones en las que instó a los jóvenes a copiar a Sinner. Su modelo sí se puede copiar, el de Alcaraz no, por eso se llama talento. Asistimos de nuevo a la colisión de dos profesionales completamente opuestos. Cristiano Ronaldo y Messi, LeBron y Curry. . . y ahora Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. Uno es una explosión mediterránea de sol, brío y genialidad espontánea. El otro es una máquina de carrocería italiana y maquinaria alemana. Se notan los orígenes germanos del chico de San Cándido, ese pueblito de montaña de carácter más austriaco que italiano en la manera relajada de vida que siempre presuponemos a nuestros vecinos de 'la bota'. En ambos hay trabajo, mucho, muchísimo. Sin él no sería posible que compartieran espacio en lo más alto de la élite, pero la forma de ver la vida es, sin duda, frontalmente opuesta.
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