Hasta el refugio de Dog House llegó Valeria junto a su familia. Míriam, su madre, explicó en recepción que su pequeña tenía autismo con nivel de apoyo 2 moderado: "La gente piensa que los niños con espectro autista no son sociables, pero están muy equivocados". "Valeria empatiza con todo el mundo, llora cuando ve a alguien llorar o que lo pasa mal, es muy cariñosa", explicaba la gaditana. "Un perro de asistencia creo que nos cambiaría la vida", se emocionó la mujer al hablar del tema. También era muy importante que la pequeña tuviera una bonita conexión con el que sería su compañero. Los trabajadores se pusieron manos a la obra y organizaron el primer encuentro entre la familia y la perrita que habían seleccionado. Fue en el jardín cuando protagonizaron un emotivo momento. "La perra va hacia ella todo el rato. Mira ahora, que está viendo que está más lejos de su familia", narraban. Y es que Valeria se había alejado a otra zona, pero el animal no lo dudó y se sentó a su lado para vigilarla. "¡Se me ponen los vellos de punta!", decía otra de las trabajadoras del refugio al ver la conmovedora escena, donde Valeria abrazaba a su nueva mascota y se mostraba alegre y cariñosa con ella. A partir de entonces, la familia continuó con el proceso, ayudados por Meritxell, una educadora canina que haría que la perrita tuviera todas las actitudes necesarias para acompañar a Valeria a lo largo de su vida.